hazte un flanders

HAZTE UN FLANDERS

 

Hace unos 15 años hubo un GRAN punto de inflexión en mi vida. Comprendí que la vida era todo cuanto tenía y dejé de ser quien hasta entonces había sido para empezar a ser quien sentía que realmente era. Así, empecé a vivir una vida llena de propósito donde pude empezar a desarrollar y manifestar mi potencial blablabla

¿Te imaginas?

 

Ahora en serio…

Hace unos 15 años, hubo un PEQUEÑO punto de inflexión en mi vida. Estaba hablando por teléfono con el “Señor G.” y llegó el momento de acabar la llamada. Me despedí de MI manera HABITUAL pero… esta vez, el cabronazo del “Señor G.”, antes de colgar, me dijo algo así:

“Jode tío! Un poco de alegría hombre! Cada vez que te despides me dejas preocupado, parece que después te vas a suicidar!”

¿Te lo puedes creer?

Si te fijas, la vida está llena de estos pequeños cabrones:

  • El “NO vago” que te dice “¿qué te crees? ¿que a mi no me cuesta?”
  • El “NO llorón” escandalosamente NO llorón que te mira como si fueras un chimpancé albino cada vez que te ve quejarte de estar donde tú mismo voluntariamente has ido
  • El “Alegre” de naturaleza alegre que te sugiere que seas más alegre
  •  

 

Por suerte (si no eres muy diferente a mí) tu mente, que te quiere – porque te quiere… ¿no? – cuando te encuentras con alguno de estos personajes:

 

  • te acoge en su regazo, te cubre con una aterciopelada manta de comprensión y te recuerda que tú ERES vago, llorón y NO alegre.
  • acude en tu ayuda, durante tanto tiempo como sea necesario (y a veces es mucho… mucho), con alguno de sus mantras de rescate:

“quién se cree que es nosequién para decirme nosequé”

o

“tengo razones de sobra para quejarme”

o

ya me gustaría verle a nosequién en mi situación”…

Y gracias a TU mente… todo sigue igual.

 

O no…

A veces, a pesar de nuestra excepcional habilidad para auto-justificarnos y re-afirmarnos. A pesar de nuestra excepcional habilidad para encontrar mierda en cualquier cosa que nos resulte incómoda y desafiante.

A pesar de todo… una NUEVA manera de reaccionar consigue empezar a abrirse camino entre nuestras titánicas maneras de reaccionar HABITUALES.

Así (volviendo a mi interesantísima historia), cada vez que volvía a verme en la desagradable situación de tener que hablar por teléfono con el “Señor G.”, era perfectamente consciente de mi “tono” en la conversación… especialmente en el momento de acabar la llamada.

Y muy a pesar de mi amante mente, no pude evitar empezar a fingir algo de alegría en mi entonación, especialmente en el momento de despedirme.

Han pasado más o menos 15 años desde esa llamada… Pero no hace tanto desde que soy consciente de EL PROCESO que esa llamada desencadenó, y ese tono “alegre” que había empezado a fingir (y que me convertía en un farsante a ojos de mi mente) empezó a aparecer cada vez más veces.

Han pasado más o menos 15 años, y mentiría si dijera que me he convertido en Meripopins y que vivo regalando sonrisas y alegrando vidas, pero hay algo interesante y positivo en todo esto. Y me gustaría compartirlo con vosotros en el juego de esta semana:

 

HAZTE UN FLANDERS

 

Cada vez que saludes o te despidas de alguien, hazlo de manera alegre.

NIVEL I

 

Si no eres de naturaleza alegre, fingir alegría, para tu mente, es fingir ser quien no eres. No seas muy exigente contigo mismo, permítete marcar la casilla de tu checklist cada día que, al menos una vez, hayas empezado o acabado una conversación con un tono cantarín y palabras amables.

 

NIVEL II

 

La alegría no es una gran desconocida para ti, y ya eres habitual y naturalmente alegre con tus seres queridos.

Estate atento y busca diferentes situaciones en el día a día que te permitan jugar. Por ejemplo:

Cuando estés esperando en la cola de la carnicería y justo ese mismo día a esa misma hora una abuela muy habladora que va antes que tú esté contándole su vida a la carnicera mientras compra media carnicería. Detecta tu mente impaciente cagándose en todo, pero cuando, por fin, llegue tu turno, saluda con un tonillo cantarín y una sonrisa a la carnicera a la vez que despides con un tonillo cantarín y una sonrisa a esa abuela que te ha arruinado la vida durante los últimos minutos y le deseas que pase un buen día. Pide lo que tengas que pedir, y despídete de la carnicera y de las demás personas que se están cagando en ti con un tonillo cantarín y una sonrisa, a la vez que deseas que tengan un buen día.

Si la vida no te brinda una de estas maravillosas oportunidades “espontáneamente”, puedes ir a buscarla. Imagina que estás en un supermercado. Hay una caja libre o con poca cola y otra con más cola o con una compra gigante que tendrá al cajero y a la caja ocupadas un buen rato. Si tienes suerte, quizás encuentres también a un cajero novato que se atasca continuamente y consigue hacer desesperar a tu mente de tal forma que el juego sea un poco más desafiante para ti.

Elige ponerte en la cola que más te vaya a conseguir desesperar y, una vez que, por fin, llegue tu turno, sonríe y saluda con tono cantarín. Despídete de la misma forma, deseándole al cajero que pase un buen día.

 

NIVEL DIOS

 

Eres tan alegre que das asco a los amargados.

Ser naturalmente alegre es un don. Un superpoder. Utiliza este superpoder de manera CONSCIENTE, al menos durante esta semana. Desafíate a que cada una de las interacciones que tienes a lo largo de cada día mejoren el día a cada una de las personas con las que interactúes.

Ten cuidado y evita decir mierdas como “alegra esa cara”… No olvides que para las personas que NO son naturalmente alegres, “ser alegre” no es tan fácil como lo es para ti. Piensa en la manera en la que tu alegría natural puede alegrar un poco el día a estas personas tan raras.

 

MARIPOSISMO

 

No se me escapa que el juego de hoy, nuevamente, pueda parecer una chorrada. Sin embargo, creo sinceramente en él y juego de manera bastante habitual.

Sería muy fácil escribir sobre lo maravilloso que es negarse a aceptar que no eres alegre y lo maravilloso que es decidir quién quieres ser. Sería muy fácil escribir que está en tus manos ser alguien alegre y que “no serlo” es simplemente una creencia limitante.

Y quizás sea verdad… pero a ver quién es el guapo que consigue convertirse en alguien alegre después de leer un post en el que te dicen que no eres alegre porque TÚ no quieres… me río de Janeiro.

Cual ajo, vuelvo a repetirme: 

 

Tenemos que trabajar la habilidad de valorar las pequeñas cosas, los pequeños logros, los pequeños cambios.

Nuestra vida está llena de pequeñas interacciones. Y varias de ellas son muy breves (carnicería, supermercado…)

En estas situaciones, el saludo y la despedida representan un porcentaje bastante significativo del total de la interacción.

Trabaja tu perspectiva y empieza a ver estas situaciones como posibilidades que te presenta la vida para probar a ser diferente de lo que habitualmente eres.

Saluda con más alegría de la que sientes, despídete con más alegría de la que sientes.

La otra persona no te conoce. Si saludas y te despides con alegría, para la otra persona, como mínimo, eres alguien “algo alegre”. En estos encuentros, en tu vida, están empezando a aparecer “espacios” en los que te manifiestas como alguien más o menos alegre. Tu “yo alegre” empieza a existir.

Al principio te resultará artificial, pero con el tiempo, si consigues hacer de “saludar y despedirte con alegría” un hábito, “saludar y despedirte con alegría” te resultará cada vez menos artificial. Incluso quizás empieces a ser capaz de hacerlo con las personas que te conocen y que “saben” que “realmente” no eres tan alegre… palabras mayores.

Y quién sabe si, si le das a este nuevo hábito el suficiente tiempo para que despliegue su potencial transformador, pueda llegar un día en el que seas una persona más alegre que lo que hoy eres.

Y eso sería la hostia.

De propina un pequeño vídeo que colgué en el juego del cazamariposas en el que precisamente intento explicar cómo una cosa tan sencilla como despedirse con alegría puede impactar en la persona con la que interactúas y en uno mismo. No hay mucho flow en cómo lo cuento pero así es la vida.

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